La enseña tricolor


Puntos de vista 26 Febrero 2012
Iranna Flaviá Luciano

Nunca entenderemos el por qué las cosas, luego de tenerlas, son tan poco apreciadas por algunas personas.

Recientemente tuve el privilegio de ser invitada a un acto a la patria en un preescolar de la capital.

Lo que aprecié al estar ahí, luego de tener tanto tiempo fuera del colegio, fue el orgullo patriótico con el que se desarrollaba.

Evoqué en ese instante mis momentos de formación estudiantil, donde el amor a la patria se cultivaba diariamente en el acto a la bandera.

Remontándome a estos tiempos y comparándolos con el pasado, es fácil constatar como esos sentimientos en algunas personas han ido perdiendo fuerza.

Ahora la bandera que es nuestro principal distintivo, es utilizada por algunos ciudadanos para cualquier cosa.

Esos ciudadanos, al asumir este comportamiento, poco están valorando la determinación que se necesitaba en esos tiempos para defender a vida o muerte la soberanía nacional.

Ahora para muchos oír las notas del himno nacional es hacerse el sordo, y pasar de largo sin hacer pausa.

Al llegar febrero la algarabía es puro carnaval y San Valentín.

Por esto me pregunto: ¿Hacia dónde se dirige un ciudadano que no se identifica con sus ideales patrios? ¿Qué legado puede dejarles a las futuras generaciones?

Si preguntáramos qué significa para muchos dominicanos independencia y soberanía, ¿contestarían? Es de admirar las culturas que rinden honor a una fecha tan importante como el día de su independencia.

Por esta razón es preciso reflexionar: ¿Qué nos pasa?, ¿Qué estamos perdiendo?, ¿Por qué lo estamos sustituyendo?

El amor y respeto a la patria siempre será el mejor aliado de un ser humano de principios.

Si hoy tenemos el privilegio de llamarnos dominicanos, es porque tenemos patria, y es justamente un legado que debemos mantener.

Nuestra enseña tricolor, azul, blanco y rojo nos enseña que: Dominicano no es el que dice serlo, es aquel que lo siente.

Whitney


Puntos de vista 20 Febrero 2012





Whitney



Iranna Flaviá Luciano

Tener todo, a veces es como tener nada.

A lo largo de la historia nos hemos entretenido con el mundo del espectáculo. Ésta es una máquina que nunca descansa, atrapa artistas y se alimenta de su talento.

Cuando un artista nace, el mundo lo reconoce. Sus condiciones hacen de esa persona irrepetible.

Vienen como un verdadero diamante en bruto, descubiertos por aquel que si tiene buena vista, y que sabe a lo que apuesta.

Estos artistas inician su ruta por el estrellato siendo anónimos, es su calidad lo que va haciendo que su nombre sea repetido por millones.

Cuando son conocidos el público le aclama, sólo quieren más y más; olvidando las fronteras que separan la vida privada de la pública del artista.

Son personas a las que se les llega a idealizar, por el estilo de vida que se les promociona.

Muchas personas alegan que habría que estar en los zapatos del otro para saber lo que es manejar fama y fortuna.

Todo ser humano busca de una manera u otra una explicación a lo inexplicable, algunas cuando se salen de control,buscan resolver estas cuestionantes con los recursos más fáciles.

Por consiguiente lo que logran es abandonarse, y dejar sólo al público que le espera.

Lo que resulta irónico es ver como a los grandes íconos del arte le persigue un patrón de muerte precoz, y un desenlace muy peculiar de morir.

Ver a Whitney Houston en entrevistas y presentaciones en los años 90´s, cantar su inolvidable “I Will Always Love You” me lleva a decir: Whitney, tan grande, y con un final tan triste.

Ojalá y que la vida y muerte de Whitney Houston nos lleve a reflexionar que: En la vida hay muchos caminos, nosotros elegimos.

El orgullo inadaptado


Puntos de vista 12 Febrero 2012





PIENSO Y ESCRIBO
El orgullo inadaptado



Iranna Flaviá Luciano

Cuando todo no es risa, el orgullo es todo llanto.

En personas humildes el orgullo no encuentra una puerta por donde entrar; las cerraduras están a prueba de llaves.

En momentos en que las cosas están en su sazón, surgen las oportunidades. Éstas vienen sin llamarlas.

Se presentan ante nosotros como el ejército más fiel y organizado, a la hora y en el lugar preciso.

Solemos llamarnos los seres humanos adaptados, a razón de que ante posibles circunstancias podríamos salir a flote.

Para la adaptación existe una variante que debemos reconocer, y es la naturaleza de cada uno.

Ésta nos permitirá evaluar quiénes somos y cómo vemos la vida.

Otro factor que nos acompaña en nuestra naturaleza es la resistencia al cambio, aunque solemos acostumbrarnos a él.

El orgullo se vale de momentos cruciales para dominar, sobre todo de aquellos cuando más se necesita de las otras personas.

Muchas personas reflejan felicidad en su rostro, otras comunican mucha tristeza. Algunas en medio de una situación límite se niegan a buscar del consejo de un amigo.

Se limitan a caer en un vacío existencial por no querer, y en ocasiones no conocer, la ruta de cómo comunicar sus penas por medio del diálogo.

Buscan refugio en el orgullo solitario, se deprimen más y más, perdiendo el privilegio de encontrar soluciones y salir.

Existen otros recursos ante la pérdida de confianza ante el mundo, y es escribir.

Cuando escribimos nuestro propio diario, podemos sacar eso que nos pasa, reflexionar, separar los tiempos y priorizar.

Tenemos la oportunidad de liberarnos, de dejar en el papel aquello que no es necesario, y si es posible botarlo.

Un orgullo inadaptado confía en que: Cuando hay puertas que se cierran, otras se abrirán con más amor.