Dignidad, un valor que se aprende

Puntos de vista 3 Junio 2012
 




PIENSO Y ESCRIBO



Iranna Flaviá Luciano
La dignidad es un valor que se aprende. Es uno de los aspectos que definen nuestra actuación.

Si nos comparamos con la geografía del mundo, nuestro interior encontraría similitud a una porción de terreno con límites bien establecidos.

Los límites actúan como el final de lo permitido, es la pared altísima de nuestra vida, es el freno que evitará transitar en territorios de peligro.

En el trato con los demás habrá ocasiones en que podremos compartir algunos puntos vistas y en otras no; nuestra formación tomará un papel predominante.

Una de las in negociables es la dignidad, con ella nos negamos a caer como presa de personas sospechosas que buscan cumplir fines egoístas.

La dignidad es tan fuerte no para quien sabe decirlo, es un llamado de nuestras emociones a conducirnos a partir de la ética.

La ética llama a proceder correctamente acorde a las enseñanzas y a la experiencia de vivida.

Puede considerarse digno aquel que no entrega lo mejor de si mismo a causas perdidas, aquel que sabe cuando retirarse del campo de batalla para evitar el desgaste.

Ser dignos es invertir tiempo en aquel que quiere y tiene la mejor intención para nosotros, es ignorar a aquel que no merece ser invitado a la fiesta de nuestra vida, es decidir partiendo de nosotros.

Es ir donde seremos bienvenidos, es sentirnos con igual derecho a ser felices como los demás.

Son las experiencias las que le van diciendo al ser humano que la vida es corta, y que es mejor en ocasiones ser feliz que tener la razón.

Complacer a los demás y seguirlos en sus peticiones no nos hará más dignos, marcar las pautas y saber cuando quedarse o retirarse surten el efecto.

La dignidad es aprender a quererse un poco más de lo establecido.

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