El poder de las palabras

Puntos de vista 20 Mayo 2012




Iranna Flaviá Luciano
No hay peor condena que la de la boca.

 Si miramos a nuestro alrededor nos encontramos con un mundo que sirve de almacén para las palabras.

Lo que primero existe en la vida de las personas es el pensamiento, que para ser compartido con los demás se expande en un repertorio de palabras.

Las palabras resumen por medio del vocabulario el pasado, presente y futuro de quien las dice.

De qué color vemos la vida, se traduce en palabras, por medio a ellas pintamos todo aquello que necesitamos decir.

Pero, ¿De dónde provienen las palabras?

Cuando nos comparamos con todo lo que vive, sustentamos que somos seres de pensamiento que venimos dotados con el recurso de una voz capaz de emitir palabras para expresar nuestras necesidades.

Las palabras son un medio de vida, de supervivencia y la forma como canalizamos nuestras emociones.

A diario nos debatimos entre el dilema sobre cuando debemos hablar o callar, ¿Qué determina el momento?

Dos simples palabras: Prudencia y manejo. La prudencia nos indica cuándo es preciso decir las cosas y hace las valoraciones de lugar; y el manejo nos indica cuáles palabras utilizar para que el mensaje llegue sin llegar a ofender.

Las palabras que decimos cuentan con un juez implacable, nosotros mismos, en su producción se hacen acompañar por un elenco de gestos, entonación, y postura que las hacen creíbles o no.

Si hay una vía por la que se conoce una gran persona es por lo que dice, y si hay algo que la distingue es la causa que defiende.

Cuando utilizamos las palabras nos convertimos en temerarios o valientes. El valiente sólo habla si aporta.

Nuestro cerebro es la mejor base de datos de todo aquello que entiende le conviene o le perjudica. Pueden pasar 3,000 años y nunca olvidar.

Las palabras tienen el poder de crear o destruir.

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