Azúcar: destructor de la salud

PIENSO Y ESCRIBO

Iranna Flaviá Luciano

Muy poco logramos imaginarnos en un momento determinado de
nuestras vidas aquello que puede afectar irreversiblemente nuestra salud.

Según vamos creciendo, así como si se tratara de una broma, vamos
adquiriendo cierto tipo de hábitos a los que no hacemos más que darles
continuidad en la adultez.

Una de las costumbres aprendidas desde nuestros primeros años es
la forma como nos alimentamos.

Hay productos que causan cierto placer a quien los consume y
comparte. Este es el caso de aquellos que contienen azúcar.

Por muchas razones, principalmente en las mujeres, cuando la estética
se ve ligeramente afectada, se buscan informaciones.

La primera y más fácil forma de encontrar respuestas a las
interrogantes es haciendo un ejercicio de sinceridad y verificando
qué estamos comiendo.

No nos sorprenderá descubrir que, por los malos hábitos alimenticios,
casi media población dominicana no disfruta actualmente de un peso
saludable.

Haciendo un sondeo en la alimentación de aquel que está en sobrepeso
observaremos que abundan en sus menús los denominados carbohidratos
malos y el azúcar.

Dicen los expertos que el cuerpo puede durar hasta 20 años librando
la batalla contra el azúcar, hasta que pierde fuerzas, y es entonces
cuando el cuerpo se quebranta.

El consumo de azúcar aumenta el riesgo de contraer enfermedades
como el cáncer de páncreas, la diabetes tipo II, el envejecimiento
prematuro, Alzheimer, obesidad, depresión y enfermedades
cardiovasculares.

Se hace necesario, en toda la geografía nacional, campañas de
concienciación acerca de los daños graves a la salud que ocasiona
el azúcar y los carbohidratos malos.

Los dominicanos deben saber cómo alimentarse, en cuánta cantidad,
conocer la importancia consumir alimentos integrales, tomar agua, no
saltarse comidas, y ejercitarse.

Nuestro estado emocional y físico es quien nos da la alerta para
evitar ingerir azúcar, ese químico que no alimenta y que tanto daño
ocasiona a la salud.

Del amor, y el odio

 
PIENSO Y ESCRIBO
 
Iranna Flaviá Luciano
La vida del exitoso es el secreto mejor guardado; algo así como una mezcla
de todo.

Como todo lo que es seguido por muchos, tiene su toque de misterio.
La mágica receta no revelada.

Para que las influencias existan tienen que tener grabadas en la mente del
seguidor la parte sentimental.

Dos querencias igualmente poderosas pueden desarrollarse en la vida de
los humanos. La prevalencia marca la razón.

Una de ellas es el amor, un pensamiento depurado, sano y sensible, que se
retroalimenta a si mismo.

El otro es el odio, un padecimiento con igual fuerza que el amor, pero
de raíces extrañas, crece como la maleza en tierra de nadie.

Experimentarlo es posible en aquellos pechos donde puede germinar.

El amor en sí es una causa. Sus consecuencias son las que nos unen como
hermanos.

No se debilita ante la ignorancia, permanece para demostrar que es fuerte.

La vida de un líder se resume en etapas que van formando la figura,
muchas de éstas desconocidas por muchos.

Es como un espiral que se contrae y se extiende, pero que se mantiene
vigente.

El carácter es uno de los factores más visibles en el accionar de los líderes,
así como lo son sus férreas condiciones.

Son pocos los líderes que han prevalecido por mucho tiempo en el gusto
popular, tratando de agradar a todos, y ante la más mínima queja,
complaciendo.

Abrirse paso en un mundo donde todos intentan controlar no es tarea
fácil.

Cuando muere un líder, no mueren sus acciones. Es una grabación que
queda en pausa, para seguir siendo escuchada luego.

Un acto, una obra de amor, la sensibilidad hacia el que nada tiene,
es eterno. Eternas son las palabras, eternos los hechos, eterno el carisma.

Entre el amor y el odio, el amor es el común denominador.
Existió primero. Paz a los restos del presidente Hugo Chávez Frías.