El valor de las cosas



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Puntos de vista 21 Abril 2013
PIENSO Y ESCRIBO

Iranna Flaviá Luciano

Darle valor a las cosas, es un hábito que lo van desarrollando
algunos en el agitado curso de su vida.

Por presencia o ausencia, cada pieza de un rompecabezas, nos va
marcando aquello que podría convertirse en una gran obra de arte.

Existen ciertos criterios de diferenciación de algunas palabras, que
pueden ser agrupadas como sinónimos.

Tener y poseer, son dos palabras aunque indistintas en cantidad de
letras y pronunciación, con significados parecidos.

Tener algo, no es más que aquello que nadie puede arrebatarte, no
está en poder de un tercero, y habita en cada uno de nosotros.

Poseer algo, es apropiarse de un bien externo, con el único objetivo
de aglutinar cosas; y a mayor cantidad, más realización personal.

Algunos valores que deberían ser materia obligatoria en los hogares,
no se enseñan, como lo es el amor propio.

El amor propio es un sentimiento profundo, con reflejo en la superficie,
se detecta a través de la definición que tenemos de nosotros mismos.

Hoy en día lo que se enseña, es a amar propiamente a los objetos,
materia inerte, que implican apego.

A falta de tiempo, dedicación y amor, muchos padres enseñan a
sus hijos que el amor son objetos usurpados con su identidad.

Todo ser humano, concibe su evolución cuando la asume
gradualmente, en un cierto sistema de recompensas.

Para encontrar el propio yo, es preciso estar enfocado, y dotados
de un buen referente de amor verdadero de hogar.

Sólo es capaz de reconocer el valor de las cosas, aquel que disfruto
genuinamente del amor, y aprendió a amar. Esto no funciona a la inversa.

Si intercambiamos tiempo y amor por objetos, siempre habrá
confusiones en materia de sentimientos, que absorben la propia
espontaneidad.

Toda persona es responsable de sus actos, el amor que se dio
o no, de nuestros padres. Son las palabras, el seguimiento y el
subconsciente el reflejo de aquello que recibimos.