Duarte, el privilegio de tener patria


Iranna Flaviá Luciano
¡Qué linda en el tope estás Dominicana bandera, quien te viera, quien te viera,
más arriba, mucho más!

El orgullo de toda persona se lo dan sus acciones, aquellas que hablan del deber
cumplido.

Iniciamos el largo trayecto de nuestra vida con las pisadas que damos en la tierra,
ese recurso natural que más tarde sientes como parte vital.

Esos terrenos donde comienzas a transitar, son aquellos que luego extrañas y te
causan anhelo si no los tienes.

La identidad de cada cual se la da el nombre, aquel por lo que logramos distinguirnos
de los demás.

Tener el privilegio de decir lo propio, no es más que el resultado de la dedicación
y el sacrificio de un grupo de personas que luchó por elevar sus ideales.

Nuestro Juan Pablo Duarte fue más que un hombre que amó hasta morir esta tierra.

Era un genio que reconoció a muy temprana edad cuál era su propósito, y que hoy
es inmortal por despojarse de todo a cambio de un país libre y soberano.

Fue desapegado de lo material que supo poner en primer lugar la conveniencia de su
nación, dejando a un lado aspiraciones personales.

Inteligente para escoger entre sus más cercanos colaboradores personas que
fueran capaces de defender como él los ideales de libertad.

Sus máximas de ayer son las que hoy como nuevos pobladores de la República
nos permiten admirar su legado.
Qué suerte tenemos como país al poder presenciar el rescate de los valores
patrios celebrando el Bicentenario de Duarte.

Qué suerte tendrán las futuras generaciones si toman como referente el accionar
de Duarte.

Hay figuras que debemos honrar en cada instante de nuestras vidas, para que
su legado se mantenga vivo entre nosotros.

¡ Qué linda en el tope estás, Dominicana bandera!, la gloria es tuya República,
cuna de Duarte, y nosotros, los hijos de la patria que soñó.

Autoridad y desafío

 Puntos de vista 13 Enero 2013
 PIENSO Y ESCRIBO
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Iranna Flaviá Luciano
Quien no respeta la autoridad, la desafía o la desconoce.

En todo hogar constituido y organizado, uno de los primeros factores
que se debe inculcar en los hijos es el respeto hacia los mayores.

Al observar la organización del mundo, nos damos cuenta que hasta
en las especies existe la jerarquía.

La autoridad nada tiene que ver con infundar temor; es simplemente
 recordar a los demás, con un simple acto de presencia, quien llegó .

Ésta no se compra con dinero, en un mundo donde no existe mejor
gobernado que aquel que quiere que lo gobiernen .

Cuando un ser humano ama, puede reconocer lo que es importante;
cuando aprende a valorar, descubre que nada es más preciado que el
consejo de los padres .

En pleno siglo 21, muchos deliberan sobre las consecuencias de sus
hogares, aunque difícilmente se detengan a examinar las causas .

Se quejan de tener hijos malcriados, intolerantes, exigentes, desaplicados,
cuando son los complementos los que hoy en día están educando .

Automáticamente pierden esos padres la autoridad, cuando dejan esa
parte tan sensible y determinante como la educación a terceros .

Cómo se le puede garantizar a un país un ciudadano íntegro, cuando
los padres no le están dedicando ni el espacio ni el tiempo para instruirlo
çy supervisarlo?

El Facebook, el Twitter, el Iphone y los videojuegos, son los que están llenando
de sustancia a los hijos.

Puede ser capaz un niño, adolescente o adulto de respetar un símbolo patrio,
el himno, las señales de tránsito, a los ancianos, cuando no fue educado para
la vida?

Previo a juzgar el resultado, es bueno buscar razones en la tierra donde
se planta, y en el tipo y cantidad de agua que se le están suministrando a esas raíces.

Antes de pisar el acelerador, el freno. Antes de la palabra, el silencio. Antes de
la intriga, las causas. Antes del desenfreno, la cordura.

Antes del desafío, la obediencia.

Mucho por crecer

Puntos de vista 30 Diciembre 2012 
 
PIENSO Y ESCRIBO  


Iranna Flaviá Luciano
Todos en determinado momento de la vida estamos destinados a responder
al llamado del crecimiento interior.

La dinámica de la existencia la conocemos paso a paso, y con cada pisada
nos hacemos más fuertes y determinados.

El planeta es una gran aldea, estamos rodeados de personas similares a nosotros
en necesidades y deseos. No son simplemente otros, somos una gran familia.

Podemos visualizar en perspectiva, potenciar de lo micro a lo macro.
Esto forma parte del desempeño de un cerebro expedicionario.

Como meta en el mejor de los casos buscamos superarnos a nosotros mismos.

Tenemos la facultad de analizar los casos, viajar al pasado, y determinar que
tan saludables fueron los hechos.

Queremos un mundo mejor, pensamos cómo se podría lograr. Tratamos de
comprender la fórmula del mejor invento jamás visto.

Al poner las preguntas sobre la mesa, ampliamos que no es cuestión del singular,
sino del plural; que no es uno, sino varios.

Somos personas de costumbres, y de ahí radican todas las bondades.
No puede reconocer el límite aquel que ha nadado en el exceso.

La empatía sólo se aprende cuando se enseña, y del respeto a la autoridad
se deriva la educación como patrón a seguir.

El crecimiento interior depende de reconocer en su justa medida su valor,
en un siglo donde aún los modales no pasan de moda.

Quien trata a los demás con cordialidad, se reconoce a si mismo.

Es prudente todo aquel que les da espacio a los otros para hablar, y que
evita llevar mensajes desalentadores.

Celebrar nunca ha sido sinónimo de perder la compostura, ni bailar de
perder la decencia. Muchos en determinadas fechas simulan despedirse del mundo.

Siempre que para bien tengamos la oportunidad de mejorar aspectos de
nuestra vida, diremos que nos falta mucho por crecer.