Qué hablar, qué decir?

El lenguaje es la manera más casual para emplear lo que decimos.

Hablar y decir, son palabras con significados similares, que
contienen en sus extremos ejes equidistantes entre si.

El hablar en la mujer se ejerce de manera natural,
y su comportamiento adquiere la connotación de necesario.

El diálogo en el género masculino, es el canal más
primitivo para expresar sus necesidades, que con el
tiempo evoluciona, generando más producción de palabras.

Una mujer despierta sabe y reconoce que cuando un hombre
habla, es importante prestar atención y escucharlo; 
y en aquello que diga tomarle la palabra.

Cuando una dama se expresa, esto emerge como resultado
del estrógeno que produce su organismo, lo que le sirve
para sociabilizar, y descubrirse en la plática.

Cuando decimos algo, se imprime la razón y el carácter
en aquello que se pronuncia; el objetivo fundamental,
es que el sonido que se emplea se entienda y tome su ruta.

La prudencia en todo diálogo es el factor fundamental
 a tomar en cuenta. Una persona prudente examina
previamente el momento, y si las condiciones son favorables.

El ser humano que habla mucho, no cuenta con el
respaldo del beneficio de la duda; es un libro abierto
 del que se pueden desfragmentar todos sus párrafos.

Ignora que cuando se aguarda para escuchar, se gana
el tiempo necesario para contestar responsablemente.

Cuando se es prudente, no se reacciona a toda pregunta,
ni a toda provocación, ni se calla para otorgar.

El prudente maneja el dato de que aquello que es de
viento, muchas veces no se lo lleva.

Existe un sentido que es el mayor de todos, el común,
que es utilizado por personas de neuronas bien colocadas.

Pienso y luego escribo: Entre la valentía y la cobardía se
 disputan el hablar y el decir; en el ojo del huracán el
silencio, ese que a veces no evita los efectos colaterales.

Código de vestimenta

http://www.listindiario.com/puntos-de-vista/2014/3/9/313610/Codigo-de-vestimenta
 
 
 
 
Desde el inicio de los tiempos las vestimentas fueron creadas
con la finalidad de cubrir la piel para evitar ser vista.

Fueron divididas por géneros, tomando en consideración que
iba más con la fisionomía del hombre o de la mujer.

Más tarde, se fueron creando los diversos tipos de telas,
combinaciones, y tallas.

Con la demanda de las mismas, no bastaba con que la ropa
cubriera una necesidad; al llevarla puesta, se necesitaba del
complemento de la identificación.

Hoy en día, las prendas de vestir cumplen con dos
funciones fundamentales: Cubrir, y hablar de quienes somos.

En todas las sociedades,  y en especial a las mujeres,
se les juzga por su vestimenta.

En la actualidad se encuentra bien establecido para cada sitio,
que tipo de ropa usar.

La edad en una mujer es un factor a tomar en cuenta a la
hora de elegir con que cubrirse.

Hoy en día, la mujer se viste para impresionar o captar a
su pareja, o lucir ante sus amigas.

Fácilmente por lo que se lleva puesto, y por lo revelador que
pueda llegar a ser, se crea una idea de cómo anda un cerebro,
y qué persigue.

Es por esta razón, que seguirá teniendo un papel fundamental,
el saber qué y dónde vestir tal o cuál pieza.

Pienso y luego escribo: A veces en medio de la desesperación
por captar o retener un objetivo, se manda el mensaje erróneo
a todo el que observa.
 

Ignorar y buscar











Puntos de vista 2 Marzo 2014
PIENSO Y ESCRIBO

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Cuando tenía la edad de 12 años, recibí una de las enseñanzas
que una persona sin academia podía darme.

Entendía que el consejo era de corte extremista,
que rallaba en pesimista y generalizado, y al cual me negaba a
asimilar así.

En esa edad apenas comenzaba a abrir mis ojos y
mis alas hacia la realidad, y era muy popular entre mis amigas.

Pasada la niñez, el cerebro comienza a estructurar la parte del
aprender a confiar, y a depositar aprecio a conciencia.

Uno de los pilares de la adolescencia, es pensar en el
presente, e ignorar el futuro que aún no llega.

Entre los grupos de amigas, siempre hay una persona
que por las circunstancias solemos llamar mejor amiga;
la denominamos así, por ser la que conecta y posee más
puntos en común con nosotros.

Con el tiempo por algunas diferencias decidí alejarme
de esa mejor amiga, y fue justo en ese instante que recibí
el consejo de mis días.

Apenada como cualquier ser humano por tener que romper
relaciones con alguien que se apreciaba, me dijo mi nana:
No hay amigos.

Fue una expresión fuerte para la edad, pero un verdadero
balde de agua fría en el rostro, cosa que a lo largo de los años
traté de demostrarle lo contrario.

En un mundo que vive en una burbuja, cargado de tantas fantasías,
y en medio de corazones que no terminas de conocer,
era duro tener que asimilar tal punto de vista.

Han pasado los años, y algo ha quedado claro:
Quien te quiere te busca, te protege, procura tu bienestar,
y con su comportamiento se agencia la permanencia en tu vida.

En el planeta del interés, donde el cariño sincero está al
desaparecer, encontrar personas que sean verdaderos
tesoros, es cuestión de pura casualidad.

Pienso y luego escribo: En la vida como en las amistades,
personas van y vienen; existe una verdad única e irrefutable...
Aquel que hoy te ignora, mañana te busca.