De juramentos y lo comercial


PIENSO Y ESCRIBO
   
 
Iranna Flaviá Luciano
No hay nada que entienda que puede parecerse más a Dios que
un hombre de ciencia.

El talento, en cualquiera de las dimensiones que le sea otorgado
a un simple mortal, es tomado por muchos como un recurso para
imponerse.

Muchas personas caminan por el mundo y se van de él, sin
entender su condición finita terrenal: la de servir y luego servirse.

En todo juramento, como en todo aquello que hacemos de
manera voluntaria, el referente es aquello a lo que nos comprometemos.

Particularmente, el juramento hipocrático llama a la conciencia
y al compromiso.

Es basado en la razón y en la gran responsabilidad que
representa una vida humana.

Tomamos las cosas de manera comercial, cuando nos
servimos de un producto o persona.

Desde que soy habitante de esta tierra; no he tenido la experiencia
de ver el primer humano capaz de vencer la barrera de la edad,
de las enfermedades, del hambre, y del frío.

Dios a diferencia de nosotros, no necesita de nuestra aprobación,
ni demostrar que es el único capaz de lograrlo todo.

Paradójicamente, todo el que tiene lujos o sobrevive, necesariamente
depende de alguna actividad adicional a limitarse a vivir.

Resulta penoso toparse con individuos a los que pagamos nuestro
dinero envueltos en su propio ego, jactándose de aquel libro que no
escribieron, o de aquel medicamento que no es su patente.

Me preguntaba hacia dónde se había marchado la sensibilidad
de algunos.

Luego medité sobre cuál era la publicidad más implacable, y
descubrí que es la publicidad de boca a boca.

Entre juramentos y lo comercial, nuestro comportamiento es el que
crea nuestra reputación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario