Mucho por crecer

Puntos de vista 30 Diciembre 2012 
 
PIENSO Y ESCRIBO  


Iranna Flaviá Luciano
Todos en determinado momento de la vida estamos destinados a responder
al llamado del crecimiento interior.

La dinámica de la existencia la conocemos paso a paso, y con cada pisada
nos hacemos más fuertes y determinados.

El planeta es una gran aldea, estamos rodeados de personas similares a nosotros
en necesidades y deseos. No son simplemente otros, somos una gran familia.

Podemos visualizar en perspectiva, potenciar de lo micro a lo macro.
Esto forma parte del desempeño de un cerebro expedicionario.

Como meta en el mejor de los casos buscamos superarnos a nosotros mismos.

Tenemos la facultad de analizar los casos, viajar al pasado, y determinar que
tan saludables fueron los hechos.

Queremos un mundo mejor, pensamos cómo se podría lograr. Tratamos de
comprender la fórmula del mejor invento jamás visto.

Al poner las preguntas sobre la mesa, ampliamos que no es cuestión del singular,
sino del plural; que no es uno, sino varios.

Somos personas de costumbres, y de ahí radican todas las bondades.
No puede reconocer el límite aquel que ha nadado en el exceso.

La empatía sólo se aprende cuando se enseña, y del respeto a la autoridad
se deriva la educación como patrón a seguir.

El crecimiento interior depende de reconocer en su justa medida su valor,
en un siglo donde aún los modales no pasan de moda.

Quien trata a los demás con cordialidad, se reconoce a si mismo.

Es prudente todo aquel que les da espacio a los otros para hablar, y que
evita llevar mensajes desalentadores.

Celebrar nunca ha sido sinónimo de perder la compostura, ni bailar de
perder la decencia. Muchos en determinadas fechas simulan despedirse del mundo.

Siempre que para bien tengamos la oportunidad de mejorar aspectos de
nuestra vida, diremos que nos falta mucho por crecer.

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