Magnetismo. El Arte de la Atracción

 
PIENSO Y ESCRIBO
 
Iranna Flaviá Luciano
La atracción es el encanto de traer cosas o personas hacia ti.
Generar emociones no es un sentimiento que se crea con sólo
sentirlo.

Existe toda una maquinaria de persuasión, que en determinado
momento logra su objetivo.

Como mercancía en anaquel, coloca a la persona o materia
prima en sí; pero esta no garantiza la vigencia, ni el aumento
en el gusto de los demás.

Definir popularidad es como definir misterio, es el paso de
un ser humano que en su diario vivir se comporta igual a sus
semejantes, a no pasar por imperceptible.

El éxito es buscado por muchos, en lo terrenal precede al
reconocimiento público.

Muchos intentan definirlo como una fórmula que pudiera
despejarse en variables como belleza, proyección, y
preparación profesional.

En un mundo donde los gustos son tan relativos, el efecto
click, viene dado como un elemento de fascinación,
que como fotografía mental frisa un espacio de tiempo,
que inmortalmente queda grabado en el hemisferio izquierdo del cerebro.

Es mirar, no olvidar, preguntar, empaparse, que las personas
vengan sin ser convocadas.

La atracción es esa luz que viene innata en un porcentaje
mínimo de personas, tanto así, que para salir a relucir,
sólo se necesita haber estado en el lugar y la hora precisa.

Como todo en la vida, atraer no es puro encanto, su destello
puede llegar a molestar a alguien más.

Cuenta la leyenda de la serpiente y la luciérnaga, que un día
la serpiente comenzó a perseguir a la luciérnaga.

Agotada la luciérnaga de esta persecución, le hace tres
preguntas a la serpiente: ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?
La serpiente contesta no.

¿Yo te hice algún mal? No, volvió a responder la serpiente.

¿Por qué quieres acabar conmigo? ¡Porque no soporto verte
brillar!

Pienso y luego escribo, el magnetismo al igual que la
ley de conservación de la materia, ni se crea ni se destruye,
sólo se transforma.

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