La Diversión del Ruido


Artículo de opinión publicado en Listín Diario en fecha 8 de enero de 2011

La diversión del ruido
Iranna Flavia Luciano

¿Cuál es la diferencia entre escuchar música y romper la barrera del sonido?

Ciertamente por costumbre muchos dominicanos hablan y escuchan muy alto; a veces por familiaridad no logran caer en cuenta de estos detalles.

Lo que hoy retratamos es el problema cultural que está afectando a algunos ciudadanos, expuestos a la necesidad de aquellos que disfrutan del escándalo.

Qué molestoso resulta escuchar un cóctel de música que no se ha pedido, a tal intensidad y en cualquier horario.

No es como digerir los conciertos que pagamos a nuestro gusto. Tanto las buenas como las malas costumbres se arrastran y se confirman de generación en generación, cuando se toleran y no se establecen los controles necesarios.

El ego interviene en algunos individuos que se creen más aceptados en su medio, cuando el ruido que producen es tan potente que podría hacer explotar hasta un tímpano de hierro.

Por alguna razón, comer, dormir y rezar, tres de las cosas más importantes en la rutina diaria de un ser humano exigen de máximo silencio.

El tono en el que se habla y la forma como se conduce el individuo delata su formación familiar; la sociedad es la que permite que ciertos comportamientos se abolan o no.

El derecho a que una persona quiera desconsiderar su salud física y emocional cuando escucha música a todo volumen puede respetársele, siempre y cuando lo haga en soledad en la cima de la montaña.

Muchos problemas a causa de esta incomodidad le ha ocasionado daños a terceros cuando a esto se suma el exceso de alcohol.

Aprovechemos este nuevo año para fomentar el amor al prójimo, para dedicarnos a vivir en una sociedad civilizada y a imitar a aquellos que saben hacer las cosas bien.

La única condición a la que todos tenemos derecho sin distinción alguna, es a vivir en armonía.

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