Despues de un adiós


Artículo publicado en Listín Diario en fecha 20 de noviembre de 2010

¿Después de un adiós qué nos queda? Siempre he reflexionado que la vida es un misterio por si sola, y que la muerte aún sin comprenderla es aún más misteriosa porque no conoce de lealtades, y muere en estricta amnesia.

Dicen que el ser humano se “alimenta de recuerdos”, porque son estos los que mantienen vivas las almas.

¿Y si no existiera la especie pensante para recordar?, ¿Acaso pudiéramos ser testigos de la evolución de las especies y de los momentos para contar?

En el núcleo de nuestra mente siempre existirán los recuerdos de los buenos momentos, aquellos que hacen posible cambiar un instante por alegría.

Estos que nos ayudan a reír, a suspirar, a llenarnos de esperanza.

Si hoy en día nos alimentamos espiritualmente es porque nos llenamos de esperanza; es por esa razón que nos animamos a darle el sí quiero al mundo.

También por la fe y el optimismo nos motivamos a crear, y a traer nuevos cerebros que nos llenarán de espontaneidad.

Después de un adiós queda mucha confianza, queda el momento para planificar el reencuentro con las almas.

Queda el convencimiento motorizado por el mañana, quedan las lágrimas que algún día lograrán secarse para no llorar por dentro.

Quedan las comas, el intervalo abierto, el sí a medias, unos ojos que anhelan despertar, y la satisfacción por el deber cumplido.

Después de un adiós queda también un punto seguido de aquel recuerdo que no muere.

Decir un hasta luego preciso para un alma merecida es oportuno. Adiós don Freddy Beras Goico, a quien siempre admire y recordaré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario