Cuando Dios lo quiere así


PIENSO Y ESCRIBO
Cuando Dios lo quiere así



Iranna Flaviá Luciano
Artículo de opinión publicado en Listín Diario, en fecha 28/8/2011

Siempre le di poca importancia a los rompecabezas, hasta que un día vi la película española Amador, de Fernando León de Aranoa. Se desarrolla con un señor llamado Amador ya muy entrado en edad, con una cierta inclinación hacia armar pequeños pedazos de una gran imagen.

Cada día postrado en su cama, conectaba una difícil ficha nueva. Para él armar no era simplemente correr para lograr un resultado, aquí cada uno se iba logrando paso a paso.

Todo lo interesante de observar esta devoción, es que en un rompecabezas están todas las piezas, muchas o pocas, grandes o pequeñas, gruesas o finas, pero están todas.

Si encontramos las similitudes de este pasatiempo con el día a día de cada uno, nos encontraremos como espejo reflejados en nuestro diario vivir.

Cuando revisamos de qué está compuesta nuestra vida, lo más certero que podemos decir es que somos pasado, presente y futuro.

Antes de nacer, formábamos parte de un gran parche que aún no formaba nuestra imagen, luego de venir al mundo y en facultades, nos toca a cada uno armar nuestro propio producto.

Si colocamos nuestra existencia en el centro del rompecabezas: ¿Qué pasaría si faltara alguna pieza? ¿Seríamos entonces el resultado de la casualidad? Anticipadamente Dios ha planificado en cada uno de nosotros voluntades que la hemos traducido como decisiones. Dichas leyes se cumplen en el espacio y tiempo previsto sin distinción, más allá de nuestros anhelos.

Cuando nos ocurre un día en el que no podemos controlar aquella variable que entendíamos bajo nuestra custodia, nos damos cuenta de que tan predeterminados estamos.

Nacemos sin que nuestro juicio se interceda, venimos a conocer lo desconocido, y enfrentar situaciones propias de nuestro mundo.

Nuestro gran reto es no desmayar ante la formación de aquello que querámoslo o no tiene que revelársenos, y ser humildes para aceptar el resultado.

La película finaliza con la muerte natural de Amador, sujetando en su mano la última ficha que completaba la imagen final. Cuando Dios lo quiere así, nada contra esta ficha del destino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario