El bien para los que nos hacen mal


PIENSO Y ESCRIBO
El bien para los que nos hacen mal



Iranna Flaviá Luciano
Artículo de opinión publicado en Listín Diario, en fecha 24/7/2011

Una de las películas que más respeto es la basada en la obra del escritor francés Víctor Hugo, Los Miserables.

Esta verdadera joya del cine que se presenta de forma extensa, está cargada de un gran final que llama a la libertad.

Tal como la obra original, trata de un hombre Jean Valjean, que por hambre roba un pedazo de pan, y por ésta mala decisión tuvo que pasar 19 años de su vida tras las rejas.

Tras ese tiempo sale de la cárcel en libertad bajo palabra a un mundo completamente diferente.

En busca de guarida llega a la casa del Obispo de Digne y su hermana religiosa, los cuales le cuidan y sacian su hambre.

Al poco tiempo, ya olvidado el agradecimiento, se deja tentar por unos candelabros de plata que tenía el obispo y huye con ellos; enseguida la policía lo atrapa y lo lleva de regreso para que el obispo presente cargos.

Aún con la golpiza que Valjean le había propinado al obispo para robarle, éste le pide a la policía que lo libere, argumentando que él le había regalado los candelabros.

Confundido con este proceder Valjean pregunta al obispo: ¿Por qué hizo esto? A lo que le responde: Con esto he comprado tu alma.

Luego Valjean se marcha con los candelabros, y con el dinero de la venta se convierte en comerciante y filántropo.

Siendo Valjean un hombre nuevo, aparece en su vida el sargento Javert, quien en el pasado lo había obligado a trabajos pesados en la cárcel.

El único objetivo de Javert era dejar al descubierto tras su nueva identidad a Valjean, y enviarlo de nuevo a la cárcel.

Por este motivo fueron muchos los años que Valjean tuvo que andar de incógnito y huyendo.

Llega el momento en el que tiene la oportunidad de tomar represalias contra Javert, más su naturaleza no se lo permitió, y le dejó huir. Pero aún ésta no era una lección para Javert, ya que su proceder se había convertido en una obsesión, por lo que nueva vez logra apresar a Valjean.

Javert sorprendido con la tranquilidad de Valjean le pregunta: ¿Me temes?, ¿Me odias?, a lo que Valjean contesta que no.

Tras los años Valjean había comprendido que Javert sólo trataba a los demás como a sí mismo, y lo condenó a la cadena perpetua del perdón.

No hay comentarios:

Publicar un comentario