Un Cántico de Viena


Un cántico de Viena

Mi primer escrito antes de ser columnista de Listín Diario, de fecha 14/2/2008


Cuando estuve en Viena, la capital de Austria, preste principal atención al arte y a la forma tan civilizada como se comportan los habitantes de ese país.


Al llegar allá, lo primero que visité fue el Ayuntamiento, en donde se estaba llevando a cabo un multitudinario concierto de ópera, que contaba con lugareños que exhibían un alto nivel de formación.


Disfruté observar como escuchaban música clásica, inmersos en un estado de tantra profunda, como si estuvieran siendo transportados a través de una escalera imaginaria a un nivel superior de plenitud.


Toda la música, empapadas de las cuasi perfectas melodías compuestas por Amadeus Mozart y Jyohann Strauss, me hacían cómplice de esa hermosa ciudad silenciosa, e impecable como un espejo.


Al recordar aquellas notas, a mi subconsciente llega la imagen del caudaloso Danubio Azul, algo que siempre soñé ver, y con el las luminosas melodías compuestas en el vals de Johann Strauss II.


Si hay algo romántico y que tiene sus historias es El Danubio Azul, así como la famosa pregunta mientras lo recorres: ¿De qué color ves el Danubio? Según los habitantes el color dependerá de tu nivel de enamoramiento, y lo confirma si contestas azul.


Ver el Danubio Azul es como recrear toda una historia reproducida en múltiples ocasiones en el séptimo arte.


Otro recuerdo vivo de mi travesía por Austria, son los niños altos y sopranos "Cantores de Viena", un grupo estrictamente seleccionado, que cuenta con voces celestiales a un ritmo ecualizado.

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