Artículo de opinión Listín Diario, 8 de mayo de 2011
Es común escuchar a personas confundir el término albedrío con la palabra libertinaje.
Ciertamente ambas palabras presentan alguna familiaridad, más el significado las hace diferentes.
Albedrío que es la calidad que tiene el ser humano para decidir, es distante a libertinaje, que no es más que tomar al albedrío como accesorio e ir con él a todas partes.
Observando cómo cambian los tiempos y las prioridades usan caretas, discernimos sobre el impacto de estas realidades en nuestro ambiente.
Muchas serían las causas a citar en esta grave degradación de la moral; la esperanza es saber que desde el hogar hay mucho que prever.
La diversión siempre será un derecho de todo ciudadano, más como se lleve a cabo será también responsabilidad de cada cual.
Son muchos los ciudadanos que desde sus hogares han sido testigos de escenarios muy penosos, en momentos en que jóvenes causan disturbios por merodear en las calles a altas horas de la noche.
Algunas intrigas suelen surgir como consecuencia, tales como: ¿Qué busca un joven que ha salido desde la noche anterior a divertirse fuera de la casa a las 5:00 de la madrugada?
¿Dónde están los padres que se desvelan esperándolos? ¿Acaso causa mayor seguridad en esta época no llevar el control del tiempo?
Es posible que en estas circunstancias las familias ignoren que a mayor exposición se incrementan las situaciones de peligro; que a veces para no correr con suerte en un día sólo hace falta estar en el lugar y en la hora no indicada.
Suena irónico escuchar a padres decir que sólo dejan a sus hijos quemar etapas, y a hijos expresar para no obedecer que se les controla mucho.
Entonces, ¿de quién es la responsabilidad cuando algún problema pasa?
Es por esta y otras razones que cuando razonamos sobre albedrío y libertinaje, recordamos la canción amar y querer.
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