Embellece y castiga

Iranna Flaviá Luciano

Despiadada en su esplendor, implacable e impredecible, son las manifestaciones de la naturaleza que actualmente están atacando nuestro mundo material.

La naturaleza con su proceder nos llama a capítulo, y en su accionar nos dice que esta viva. Está irrumpiendo en nuestro diario vivir de forma violenta, pasando de incógnita a noticia principal sin contar con el consentimiento de cualquier fuerza humana o animal.

Ella no se equivoca, en todo su despliegue no hace más que resaltar que Dios existe. Incide en nosotros para buscar el efecto de su causa, y es en escena cuando muchas cosas materiales se pierden.

La divina providencia esta muy brava, aparentemente se siente utilizada, ignorada y maltratada, y ni siquiera por la mente de muchos esta el profundizar en el ¿Por qué?. Es difícil llegar a este punto, cuando sólo queremos ver las cosas dentro de nuestro punto de vista.

Aún cuando intentemos justificarnos ante ella y condenemos su drástico proceder, no nos preguntamos ¿Por qué existen tantos corazones con tan marcado egoísmo?, ¿Por qué eludimos el hecho de que estamos ante una sociedad cargada de personas ansiosamente ambiciosas y lo que esto envuelve?

De la madre naturaleza dependemos todos, ella sabe compartir equitativamente, es necesaria para nuestro subsistir. Siendo nosotros tan dependientes de la misma, no hacemos más que retornar su magnífico favor con indiferencia y explotación.

Ante toda esta crisis es indudable que Dios quiere que volteemos la mirada hacia él y hacia los demás. Quiere que lo pensemos, quiere que lo amemos.

La naturaleza esta presente desde el principio de la vida en el mundo, pero no esta sola, los humanos forman parte de a su medio, los seres vivos invaden su territorio. Por esta razón es que al ser tan permisiva se ensaña. Quiere darnos una lección.

Qué edad tiene la naturaleza?... No lo sabemos, pero podemos decir que como embellece, castiga.

Lo lamentable es ver como los mas pobres pagan con su vida o con su protección el paso drástico de estos fenómenos, y todos apelamos a que es injusto. Para aquellos que en su corazón no pretenden ayudar, es una pérdida de tiempo lamentarse.

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